¿Cómo seleccionar el calzado correcto para personas de la tercera edad?

Con la edad, andar es cada vez más pesado. Para las personas mayores, el hecho de caminar y valerse con autonomía determina su calidad de vida. Que los pies sigan cumpliendo su función, y que no se lesionen por culpa del calzado son objetivos fundamentales. En este sentido, un zapato adecuado y seguro es determinante para evitar las caídas, tan comunes en las personas mayores. Si tienes más de 60 años, sigue estos consejos a la hora de elegir el calzado más adecuado:

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1. Selecciona el calzado teniendo en cuenta tus características
Ten en cuenta para qué los quieres, si para andar por casa, salir a la calle, o incluso hacer algo de ejercicio. Recuerda que las mujeres mayores suelen tener algunas deformaciones en los dedos y juanetes. Además, Si tienes problemas circulatorios o sobrepeso puedes tener los pies y las piernas hinchadas, lo que afecta al ajuste del calzado.

2. Busca la talla adecuada
El calzado siempre debe adaptarse a tu pie y no al revés. Pruébate los zapatos en ambos pies y anda un poco con ellos puestos y con los calcetines o medias que vayas a llevar. Fíjate también el largo: entre el dedo más largo y la puntera debe quedar un centímetro. El ancho tampoco debe quedar demasiado suelto.

3. Elige un calzado funcional
Tu calzado debe ser ligero y flexible para evitar la fatiga. En relación al corte, lo ideal es un zapato cerrado alto sobre el empeine, con la trasera cerrada y bien ajustada al talón, ya que con zapatos abiertos te costará más andar.

4. Busca un calzado estable y que amortigüe los impactos
Para ello, fíjate en la trasera. Una trasera estable te evitará caídas y lesiones de tobillo. Tus zapatos deben tener una amortiguación “extra” ya que tu amortiguación natural, tus articulaciones y tus músculos ya no son lo que eran. Y recuerda, zapato cerrado, de suela gruesa y relativamente blanda.

5. Que tenga buen agarre
Fíjate en el dibujo de la suela. Debe tener un buen agarre para evitar posibles caídas y resbalones, tanto en superficies secas como mojadas.

6. Selecciona la plantilla adecuada para evitar dolores
Si llevas plantillas, que sean de materiales blandos, con perforaciones bajo los dedos y la bóveda plantar para que el pie no sude.

7. Asegúrate que el acabado del calzado garantice el confort térmico
Las personas mayores con problemas circulatorios suelen tener los pies fríos en invierno. Por ello, los forros interiores tipo lana o similares son los más adecuados. Los zapatos de caña acolchados también calientan el interior del zapato. En cambio, si buscas frescor, es mejor optar por un forro que absorba el sudor.

Fuente: mibienestar

Espolones calcáneos: causas y tratamientos

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¿QUÉ SON?

El espolón calcáneo es una prominencia ósea que puede aparecer en la parte anterior del talón (calcáneo) como consecuencia de estiramientos excesivos y continuados de la fascia plantar, una banda de tejido conjuntivo que recubre los músculos de la zona. Al estirarse excesivamente, la fascia puede calcificarse, formándose el espolón, que es bastante doloroso y dificulta el apoyo normal de talón, ocasionando a veces una inflamación en la zona que lo rodea.

CAUSAS

El espolón es más frecuente entre personas que tienen el pie muy arqueado o que sufren sobrepeso, aunque también puede aparecer entre aquellos que realizan movimientos violentos con el pie. Asimismo, el pie plano y las contracturas en el tendón de Aquiles también aumentan la tensión en la fascia plantar, por lo que pueden acarrear la aparición de espolones calcáneos.

TRATAMIENTOS

Esta lesión suele tratarse con éxito mediante el uso de plantillas ortopédicas que alivian la tensión sobre la zona haciendo que los movimientos sean menos dolorosos. Las férulas nocturnas y los ejercicios de estiramientos también son efectivos para eliminar o disminuir el dolor. En caso de que aparezcan inflamaciones, se pueden tratar mediante infiltraciones de fármacos antiinflamatorios.

El avance en las técnicas quirúrgicas ha propiciado que el espolón calcáneo pueda corregirse mediante una intervención. Mediante la operación se hace una resección o eliminación del espolón con una mínima incisión de dos o tres milímetros en la piel hasta llegar a la prominencia ósea.

Información publicada en www.dmedicina.com

Hablemos sobre la Biomecánica de la Marcha

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El estudio biomecánico de la marcha o pisada consiste en el análisis del pie en posición estática y dinámica, así como su relación con otras estructuras del cuerpo (como la rodilla, la cadera o la columna). Realizando un correcto estudio de la marcha podemos prevenir la aparición de lesiones musculares y osteoarticulares como los esguinces de repetición, metatarsalgias, fascitis plantares, espolones calcáneos, tendinitis, sobrecargas musculares, condropatías, basculaciones pélvicas, etc.

En otro orden de ideas, la marcha humana es un modo de locomoción bípeda (ambos pies) con actividad alternada de los miembros inferiores, que se caracteriza por una sucesión de doble apoyo y de apoyo unipodal; es decir que durante la marcha el apoyo no deja nunca el suelo, mientras que en la carrera, como en el salto, existen fases aéreas, en las que el cuerpo queda suspendido durante un instante.

Desde una óptica dinámica, la marcha es una sucesión de impulsos y frenados, en los que el motor o el impulso se sitúa a nivel del miembro inferior posterior y el frenado en el anterior. Más que el desarrollo de un reflejo innato, la marcha es una actividad aprendida.

Durante los primeros años de su infancia el niño experimenta con su sistema neuromuscular y esquelético, hasta llegar a integrar esta actividad a nivel involuntario. Hasta los 7 u 8 años no se alcanza la marcha característica que una persona muestra en la edad adulta. Aunque algunas variables dependientes del crecimiento -como la longitud del paso- continúan evolucionando hasta alcanzar los valores típicos del adulto, alrededor de los 15 años. Pese al carácter individual de este proceso, las semejanzas entre sujetos distintos son tales que puede hablarse de un patrón característico de marcha humana normal; patrón que varía con diferentes circunstancias como: el tipo de terreno, la velocidad, la pendiente y, sobre todo, bajo determinadas condiciones patológicas.

Cómo escoger los mejores zapatos para correr

Puede ser una experiencia agobiante, pero elegir los zapatos adecuados para correr es un proceso por el que las personas deben pasar para obtener el máximo beneficio de soltar las piernas.

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La gran variedad de opciones y de tipos de calzado que se encuentran en las tiendas genera muchas dudas entre los consumidores que tienden a tomar la decisión en base al precio y el diseño.

Sin embargo, estas dos variables son las últimas que deben entrar en la ecuación.

El primer paso luego de tomar la decisión de salir a correr es ir a una tienda especializada donde se podrá encontrar los diferentes tipos de calzado y personal entrenado para establecer el tipo de zapato que más se adapta a las necesidades de una persona.

Tipo de pisada

Una de las primeras cosas a determinar es el modo de andar de la persona, el tipo de pie y su pisada.

La cantidad de marcas y modelos hace que el proceso de selección sea en muchas ocasiones una experiencia agobiante.

César Fernández, director general de Deerfoot en España, empresa encargada en la distribución y venta de calzado especializado para deportistas, explicó que hay tres categorías de pisada que engloban a las personas.

«Está la pisada neutra que distribuye el contacto de manera equitativa sobre toda la planta del pie, el pronador que apoya con la parte interior del pie y supinador que se apoya con el borde exterior del pie».

Para Fernández la mayoría de las personas se ubican en las categorías neutra y pronador, mientras que «sólo el 3% o 4% tienen una pisada supinadora».

La recomendación es que para los pronadores, donde entra la mayoría de las mujeres ya que poseen caderas más anchas, se utilice un calzado con una suela un poco más rígida, como el que se sugiere para las personas con más peso corporal.

Las personas pueden tener tres tipos de pisada: pronador, neutro y supinador.

«Aquí entran en la ecuación dos variables que suelen ir relacionadas, como son el peso y la frecuencia con la que se va a correr», expresó Fernández.

«Una persona que corre dos veces por semana está en un nivel de iniciación, por lo que suele tener un peso mayor que un corredor que lo hace cinco veces por semana».

«Este último necesita un zapato más ligero con menos amortiguación, mientras que para los otros se recomiendan zapatillas con más amortiguación y estabilidad, que se logra poniendo unas piezas en la parte intermedia para aumentar la rigidez del calzado», explicó el director de Deerfoot.

De montaña, carretera o pista

Otro elemento a tener en cuenta es la superficie en la que se va a correr, si es asfalto, tierra o una mezcla.

«El tipo de agarre es importante para obtener el mayor rendimiento. Es como en una bicicleta, si necesitas una de montaña o de carretera», comparó Fernández.

«Si utilizas una suela para correr en montaña sobre el asfalto el pie se te enganchará constantemente aumentando el nivel de esfuerzo y el riesgo de lesiones. Lo que se necesita en este caso es un calzado deslizante que permita desplazarte mejor».

El siguiente paso es elegir el tamaño del zapato, que se recomienda sea un poco más grande que el calzado que la persona utiliza a diario, «como un dedo horizontal entre el pie y la punta del zapato».

Fernández aclaró que «el pie se dilata por el calor y aumenta de tamaño» lo que podría causar ampollas y uñas negras.

Una vez determinadas todas las variables anteriores el consumidor podrá escoger entre una variedad de modelos y marcas, por lo que se recomienda probar el calzado en la tienda, dar unos pasos y percibir con cuál se siente más cómodo.

Sólo aquí, en este momento, es que se puede incorporar a la fórmula el precio, el color y el diseño del calzado.

Artículo tomado de www.bbc.co.uk