¿Cómo lidiar con una uña encarnada?

Una uña del pie encarnada es una afección que se produce en los dedos de nuestros pies, con nuestras propias uñas. Esto se produce cuando en los bordes de las uñas crecen dentro de la piel que la rodea.

uña del pie encarnada

Esto es un gran impedimento para todos los que la poseen, ya que produce un gran dolor, y si no se trata correctamente puede llegar a infectarse, lo que dejaría fuera de entrenamiento a cualquier deportista durante una larga época.

Vamos a conocer toda la información sobre la uña encarnada.

Esta lesión se puede producir por diferentes motivos, que vamos a conocer a continuación:

– El motivo más común es que la uña del pie esté deformada, es decir, que crezca con deformaciones, lo que hará que crezca dentro de nuestra piel

– Otro de los motivos que pueden provocar la uña encarnada es que la piel que se encuentra alrededor de la uña crezca muy rápido y cubra parte de la uña

– El hecho de utilizar un calzado muy estrecho e inadecuado puede ser también el causante de la uña encarnada en nuestros dedos de los pies

– Recortar mal la uña y hacerlo en forma de curva, en vez de recortarla de una forma recta. Esto provoca también la uña encarnada o puede empeorarla si ya la posees

Al principio las uñas encarnadas puede ser que no tengan consecuencias en nosotros, es decir, que ni nos demos cuenta de que estamos padeciendo esta patología. Pero finalmente, puede llegar a doler, y puede llegar a provocar un fuerte dolor sobre nosotros si apretamos la zona que está dentro de nuestra piel.

Básicamente, para prevenir esta lesión deberemos de no caer en los motivos que hemos visto, el más común es no cortar bien las uñas, así como no llevar un calzado adecuado. Evitando esto, es muy difícil que aparezca. También es conveniente revisarnos las uñas cada pocos días, ya que es mejor actuar ante una uña encarnada de 3 días que de 15!

Los síntomas de esta lesión son claros, ya que la zona de la piel afectada normalmente se encuentra enrojecida, y suele estar caliente.

Si el tratamiento que realizamos no es el adecuado, esta piel es muy propensa a que se infecte, momento en el que la zona se volverá muy dolorosa, se hinchará y puede incluso producir tumefacciones con pus, conocidas como paroniquias o uñeros.

¿Qué hacer si sufrimos esta lesión de uña encarnada?

Lo mejor será acudir a un especialista de los pies, nuestros amigos los podólogos, ya que ellos serán los que mejor sabrán qué hacer con nuestros dedos y nuestras uñas. Aun así, si queremos comenzar por nuestra cuenta el tratamiento deberemos levantar las uñas suavemente para poder recortarlas. El borde que queda libre de la uña lo levantaremos con mucho cuidado y colocaremos un algodón esterilizado debajo de la uña, hasta que este hinchazón desaparezca definitivamente.

lesión uña pie encarnadaSi finalmente acudimos a la atención médica, el médico adormecerá la zona con un anestésico local, cortará la sección encarnada de la uña y la extraerá. Esta inflamación puede disminuir muy rápidamente, y normalmente la uña encarnada no volverá a salir.

Fuente: www.lafascitisplantar.es

10 tips para el cuidado del pie diabético

pies

La diabetes afectará a más de 330 millones de personas para 2030, según la Organización Mundial de la Salud, y estos pacientes suelen sufrir complicaciones para en sus pies, como úlceras y neuropatías (pérdida de sensibilidad), y es la principal causa de amputaciones no traumáticas en España. “La detección precoz de los factores de riesgo ayudará a reducir un elevado número de lesiones asociadas con el pie diabético al permitir y evitar el número de casos extremos que desembocan en amputación”, asegura Alfredo Martínez, presidente del Colegio de Podólogos de la Comunidad Valenciana. “Y evitará los altos costes médicos, sociales y personales asociados”.

Para minimizar los riesgos, los expertos recomiendan 10 reglas que los pacientes con diabetes deben seguir:

  1. Inspeccionar a diario los pies para observar la presencia de ampollas, grietas o erosiones.
  2. Si se desgarrara la piel, debe limpiarse la zona con jabón y agua tibia, aplicar un antiséptico y poner un apósito estéril. Nunca se debe poner esparadrapo directamente en la piel ni enrollar los dedos porque dificultaría la circulación.
  3. Vigilar regularmente al podólogo y de forma inmediata si apareciera una úlcera, ampolla, herida o cualquier otra alteración, aunque sea indolora.
  4. Mantener los pies limpios, secos y suaves. Lavarlos con un jabón neutro y secarse exhaustivamente sin frotar, especialmente entre los dedos para evitar la maceración de la zona y que pudieran aparecer hongos.
  5. Hidratar los pies adecuadamente, excepto entre los dedos. Es recomendable no dar paseos largos justo después del baño para que la piel se recupere y la crema se reabsorba.
  6. Evitar situaciones que puedan provocar lesiones en los pies. Por eso, es recomendable no utilizar instrumentos cortantes o punzantes (tijeras, cuchillas, cortauñas, agujas, etc.), las durezas y las uñas deben ser cortadas por el especialista, evitar el uso de agentes químicos como los callicidas porque pueden producir quemaduras y no caminar descalzo.
  7. Mantener los pies calientes en invierno, con calcetines de lana y algodón y no aplicarles calor directo mediante bolsas de agua o mantas eléctricas.
  8. Las personas que padecen “pie diabético” nunca deben ir sin medias o calcetines, prendas que deben ser anchas y sin costuras para no restringir la circulación.
  9. Utilizar un calzado de puntera redondeada, acordonado y con tacón bajo. Debe estar confeccionado en materiales naturales para favorecer la transpiración y ser flexible para que se amolde perfectamente al pie.
  10. Cuando se compren zapatos nuevos, hay que inspeccionar con la mano el interior del calzado para detectar costuras o cualquier otro elemento que pudiera causar erosiones o laceraciones. Además, hay que utilizarlos poco a poco para que se amolden al pie y revisar después de su uso si hubieran provocado ampollas o zonas rojas.

Fuente: www.elcorreo.com

Dime qué tipo de zapato utilizas y te diré qué lesión puedes sufrir

Cuenta la leyenda que las geishas se han vendado los pies durante siglos para favorecer su aspecto físico y entronizar esa imagen delicada, de porcelana, que enlaza con la esencia del perfume: siempre se vende en frasco pequeño. Estas mujeres japonesas, garantes de la tradición de un país arraigado en sus costumbres, han transmitido de una generación a otra la necesidad de tener un pie pequeño, sutil, primoroso… El pie es, en realidad, un foco de problemas si, como las geishas, se pretende distorsionarlo a voluntad. En materia deportiva, el refrán se puede aplicar casi al pie de la letra: dime lo que calzas y te diré lo que padeces.

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En el primer mundo disfrutamos de casi todos los privilegios de la abundancia en contraste con la escasez de los países subdesarrollados.No hay zapatos a la medida, pero casi. Es bastante frecuente cruzar el umbral de cualquier gran almacén, y más en los dedicados al deporte, y toparse con la pregunta: «¿Es usted pronador, supinador o neutro?». Algo así como averiguar de qué lado carga el torero…

Pronador y supinador

Pronador es aquel que tiene las piernas en forma de X y desgasta el zapato hacia adentro. Supinador, el que presenta articulaciones en forma de rombo y desgasta hacia afuera. Se trata del primer paso para dar con el calzado adecuado a cada deportista, principiante, habitual o pseudoprofesional.

Elegir bien depende de unos factores concretos. Esto explica Isabel Guillén, especialista en cirugía ortopédica y traumatología de la clínica Cemtro. «El calzado deportivo debe contar con determinadas propiedades. Debe ser anatómico y cómodo. Conviene que se adapte específicamente al deporte y al terreno donde se practica. Es muy importante que absorba la carga de las ondas de choque, por ejemplo en el running. También que no se deforme con facilidad. Si se tiene la opción de realizar un estudio biomecánico, que analice la forma de andar, mucho mejor».

Cuidado con las uñas

Los riesgos de decantarse por una zapatilla equivocada pueden originar lesiones de laboriosa recuperación. «Pueden ser ungueales, dérmicas y biomecánicas -responde Isabel Guillén-. Las uñas se infectan, producen inflamaciones y provocan una incapacitación rotunda. También las rozaduras… En el aspecto biomecánico existen muchas patologías. La sesamoiditis, la metatarsalgia o la fascitis plantar».

La sesamoiditis es la inflamación de los huesos sesamoideos. Se produce en la parte inferior del pie, detrás del dedo gordo. La metatarsalgia es un síntoma consistente en un dolor plantar en la parte anterior del pie y la base de los dedos, el tipo más frecuente de dolencia en esta zona del cuerpo. La fascitis plantar es una inflamación aguda en la planta del pie. Ocurre cuando la banda gruesa del tejido se estira o se sobrecarga demasiado.

Los zapatos de moda

«Al igual que sucede con todo tipo de calzados, lo ideal sería hacer las zapatillas deportivas a medida de cada persona -comenta la doctora Guillén-. El problema social con el que convivimos es que los padres y los hijos acuden al centro comercial o a la tienda y lo primero que solicitan son las botas de Cristiano Ronaldo, Messi, Diego Costa o cualquier otro futbolista de primera línea. Nos dejamos arrastrar por las modas y no prestamos la atención que debiéramos a la salud».

Hace un par de décadas, el doctor Pedro Guillén, una eminencia en España en lesiones de rodilla y articulaciones, modificó el ecosistema de las dolencias en el pie cuando le recomendó a un jugador de la Real Sociedad que variase la posición de los tacos de su bota de fútbol. Así consiguió amortiguar una fascitis plantar que atormentaba al deportista.

Radiografía con botas

En el fútbol profesional de nuestros días, los jugadores de los clubes pudientes se hacen muchas radiografías con la bota puesta para diagnosticar el alcance de la lesión. La conclusión parece, pues, evidente. «En una bota de fútbol lo más importante es el taco», razona la doctora Guillén. «Ante la duda de césped artificial o natural, el futbolista siempre debe usar suela con multitacos. El tipo de terreno es básico. El taco grande sujeta más, pero también provoca más lesiones. El taco pequeño no sujeta tanto, pero el riesgo de lesión es menor».

Los tacos, como el calzado de todos los deportes, han evolucionado para ajustarse a la anatomía del pie y a los campos de juego. Los antiguos, de tamaño largo, se agarraban con firmeza al suelo. Derivaron hacia los circulares -que proporcionan mayor rapidez de desplazamiento al jugador, pero se aferran menos- y actualmente hacia los ovalados, un término medio que suministra las virtudes de ambos. «Al margen del tipo de botas y de tacos, en el fútbol es primordial una norma básica para evitar lesiones: saltar siempre. Cuando el pie está apoyado en el suelo, el riesgo de un daño físico es muy elevado», aclara Isabel Guillén. Las lesiones más frecuentes en el fútbol son de tipo muscular.

Para correr

Las zapatillas de carrera continua son la sensación desde hace tiempo en muchas ciudades y pueblos de nuestro país. El «running» causa furor porque es un deporte barato -todo el mundo sabe correr y puede calzarse unas deportivas-, puede practicarse tanto en solitario como en compañía de otros y genera una satisfacción muy concreta: el progreso es inmediato siempre y cuando se mantenga una continuidad en las salidas.

«Aquí lo fundamental es la amortiguación -cuenta la doctora Guillén-. Cada vez que damos una zancada acompañada por el salto, multiplicamos nuestro peso por tres al cargar sobre el suelo. Necesitamos zapatillas que moderen cada pisada y que tengan dibujo de estrías en la suela. Es interesante que se sujeten bien a la superficie. En este sentido, da un poco lo mismo si se trata de asfalto o tierra. Y siempre es mejor un calzado que no sea duro. De tejido y no de cuero».

Meniscos en el tenis

Las patologías más comunes en el tenis son las que conciernen almenisco externo contrario a la mano dominante. Pierna izquierda en un diestro y viceversa. Este cartílago sufre de manera especial en el saque del tenista. Por este motivo, las recomendaciones de la doctora respecto a este deporte son «zapatillas con estrías que se agarren bien al terreno de juego. Aquí influye mucho la superficie. En tierra es mejor un calzado de cuero. Y en hierba o pista dura, calzado de tejido».

En el baloncesto se impone la bota rígida para prevenir los esguinces de tobillo, la dolencia más habitual en las canchas. Los jugadores de basket suelen vendarse los tobillos como práctica costumbrista en su liturgia de vestuario. «Los bases llevan el calzado más ligero porque tienen que desplazarse con rapidez. Los pívots utilizan un material más rígido porque tienen menos movilidad», explica Guillén.

El tipo de material es similar en el balonmano, aunque más liviano de peso. También en el voleibol, donde se emplea un calzado parecido al del baloncesto y el balonmano. El ciclismo se adapta a otra clase de utensilios: zapatillas muy rígidas, de suela consistente que sean capaces de transmitir energía. Y en el motociclismo predomina el botín tipo jaula. Tan recio como una cápsula para evitar las fracturas en los tobillos. El pie casi no se usa en las motos, pero los impactos suelen traer fatales consecuencias.

Fuente: ABC.Es

Los dolores en el pie y la cirugía

Los especialistas que integran el Comité de Estudio del Pie (Uruguay), sostienen que la región del pie y el tobillo es una de las más complejas del sistema osteoarticular de las personas y, por tanto, adquirir experiencia en su manejo requiere años de aprendizaje, práctica y entrenamiento.

PIE PLANO ESCANEO

Muchas condiciones o síntomas por los que los pacientes buscan soluciones pueden mejorarse sin necesidad de cirugía, incluso aquellas que generan molestias con el calzado. La cirugía está indicada solo cuando las medidas conservadoras han sido agotadas o si existe dolor o deformidad incapacitante y persistente para utilizar un calzado.

Fisioterapias, estiramientos, el uso de plantillas en algunos casos, son parte de los tratamientos que pueden modificar y mejorar la patología, sin necesidad de operar. Explican que hay muchas enfermedades que son autolimitadas que «hoy duelen y en dos meses no duelen más, sin necesidad de tratamiento». Hay personas que tienen una deformidad en el pie, pero si produce dolor, incapacidad ni molestias con el calzado, no es necesario tratarlas.

Según la visión de los traumatólogos, «a todo lo que no le gusta al paciente —por ejemplo, un dedo torcido— ¿lo tenemos que operar? No. Porque conocemos la mecánica del pie y sabemos que una cirugía mal indicada puede terminar en algo mucho peor», sostienen y aseguran que en relación al tratamiento del dolor se ha avanzado mucho.

No es correcto aseverar que al paciente se le sugiere «vuelva cuando no pueda caminar»; mucho menos aun que la traumatología convencional hasta hoy no pueda resolver casi ninguno de los problemas de los pies.

En los últimos años las especialidades quirúrgicas y en especial la traumatología ha avanzado gracias a la innovación tecnológica aplicada y técnicas de imagen de vanguardia, nuevas técnicas anestésicas y mejoría en el manejo de la analgesia. Todo esto sumado ha logrado solucionar múltiples patologías algunas de los cuales hasta hace poco tiempo generaban severa invalidez.

También es incorrecto afirmar que en las cirugías traumatológicas convencionales se utilice siempre la anestesia general, que las mismas duren dos o tres horas o que tengan postoperatorios invalidantes o dolorosos.

El desarrollo y la aplicación de nuevas técnicas anestésicas mediante bloqueos regionales ha permitido que infinidad de procedimientos quirúrgicos se puedan realizar en forma ambulatoria, alejando el mito de que la cirugía osteoaricular es sinónimo de sufrimiento y postración.

Cirugía estética.

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Para los traumatólogos, cuando se realiza una cirugía de pie buscando solo resultados cosméticos, existe la posibilidad de que se presenten evoluciones desfavorables, y no es cierto el concepto de que es un procedimiento quirúrgico que dura solo 20 minutos, que lo llevará a mejores resultados y podrá usar un zapato más moderno.

Aseguran que la realidad es que, en ocasiones, puede generar consecuencias irreparables, ya que el pie es una estructura arquitectónica perfecta, con una biomecánica compleja, formado por numerosos huesos, ligamentos y tendones. Cuando dichos mecanismos se alteran aun con un procedimiento aparentemente menor, la función normal puede ser dañada irreparablemente. Además, no es cierto que «el precio fisiológico a pagar es muy leve en una cirugía que persigue fines estéticos» en comparación con una cirugía convencional.

Riesgos..

Todos los procedimientos médicos conllevan cierto grado de riesgo anestésico quirúrgico, por lo que existe consenso entre los especialistas traumatólogos, y sobre todo en aquellas subespecialidades en la patología del pie, en que en esta área no es apropiada una cirugía cosmética si el paciente se presenta libre de dolor y con buena función. Por esta razón, la afirmación de que se esté cambiando el enfoque de los técnicos en cuanto a cuándo puede o debe indicarse una cirugía «no refleja la opinión de los expertos a nivel internacional», aseguran los especialistas.

Realizar incisiones pequeñas o mínimas no convierte a la cirugía en «menor». Y los cuidados que se deben tener en cuanto a preparación del paciente y medidas de esterilidad deben ser las mismas independiente del tamaño de la incisión a realizar, siendo por ello importante que quienes realizan este tipo de intervenciones tengan un correcto dominio de la región a operar, así como el entrenamiento que exige cualquier cirugía osteoarticular.

Complicaciones.

Renombrados técnicos del mundo no recomiendan la técnica dado que a las ventajas presumibles de una cirugía más rápida, con menor edema postoperatorio, con plazos de convalecencia quizás más cortos en algunos casos, se contraponen las innumerables complicaciones, como infecciones y quemaduras de piel y partes blandas que surgen por el uso del instrumental, necrosis ósea, correcciones incompletas que llevan a recidivas, etc.

Citando a los pioneros del desarrollo de estas técnicas en Europa, los médicos De Prado y Ripoll, ellos recomiendan la prudencia a la hora de decidir este tipo de intervenciones ya que en algunas ocasiones el enorme atractivo que se les ofrece a los pacientes puede estar inducido por la publicidad engañosa.

Estos impulsores de la cirugía mínimamente invasiva y percutanea recomiendan que se realice en centros quirúrgicos apropiados con buena infraestructura, empleando radiología intra operatorias para tener la certeza de que se está actuando en el sitio exacto. Estas condiciones son las que los traumatólogos uruguayos, que realizan cirugía percutánea, emplean desde hace años.

Fuente: Rosa Aguirre para www.elpais.com.uy (Uruguay)